Escuela Deportivas del Club Deportivo 30 Grados

 ¡Escuela deportiva, escuela de ilusiones!. Múltiples pueden ser los factores por los que un chico o una chica deciden iniciarse en una determinada modalidad deportiva aunque sin ninguna duda hay que plantearse que la familia tiene gran parte de culpa en que se encaminen a uno u otro deporte. La familia decide apuntar o no apuntar, mantenerse o abandonar, animar o ignorar, la familia es en definitiva la que otorga su confianza en una determinada actividad, aquella que considera más adecuada para sus hijos. Una vez se ha producido el reconocimiento de la actividad deportiva en cuestión por los jóvenes deportistas y consolidada la confianza en la misma por las familias, se inicia un proceso de formación en el que la implicación va derivando en ilusión. A más implicación se produzca más ilusión se genera. La ilusión se convierte entonces en el motor de los jóvenes deportistas, ilusión por emular, ilusión por mejorar, ilusión por aprender. Sin ilusión no hay progreso. Esa misma ilusión que los hace desear que llegue la hora del entrenamiento o sesión, que los hace desear que no se acabe, que los hace desear que haya más días de entrenamiento, que los hace atender a todo cuanto se dice, que los hace ser responsables con las tareas encomendadas. La ilusión debe ser el motor, con ello nuestras escuelas deportivas se convertirán en “escuelas de ilusiones”.